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Los 5 objetivos básicos de todo proceso terapéutico

El creador de la escuela de Análisis Transaccional, Eric Berne, decía: «todos nacemos bien”, metafóricamente decía “todos nacemos príncipes y princesas». Según Berne, es después, en nuestras relaciones con los demás que tomamos decisiones autolimitadoras con las que nos convertimos en “sapos o ranas encantadas”.

Berne también opinaba que  todos tenemos un cierto potencial humano que podemos desarrollar, y que las limitaciones externas e internas al desarrollo de nuestro potencial humano, producen la infelicidad, la auto-limitación de las habilidades personales para resolver problemas y enfrentarnos a la vida y en definitiva la patología.

Por tanto, según este autor, el proceso terapéutico tiene como meta principal hacernos consciente de todo aquello que no nos permite vivir el presente de manera libre y enriquecedora, y que nos genera sufrimiento.

De manera más detallada, esta meta tiene que ver con los siguientes objetivos:

1. Tener un conocimiento consciente de nosotros mismos

A menudo nos movemos por la vida, sin ser conscientes de porqué hacemos las cosas o que nos lleva a tropezar siempre con el mismo problema.  Tener un conocimiento consciente de uno mismo hace referencia a poder identificar nuestros pensamientos, sentimientos, emociones y estados de ánimo y las consecuencias que estos pueden tener en nuestro comportamiento. También saber identificar todo aquello que nos hace fuertes, nuestros recursos personales para afrontar determinadas situaciones, así como conocer nuestras debilidades, aceptándolas como tal, puesto que no somos seres perfectos. Esto nos lleva a poder actuar de manera menos automática sin dejarnos arrastrar por impulsos que no comprendemos.

2. Apreciar la realidad del entorno

A veces ante una situación nos podemos sentir desbordados, no por la situación en sí sino porque proyectamos en ella nuestros propios temores o dificultades. Es importante, por tanto, adquirir la consciencia o capacidad de distinguir la realidad de la fantasía interna proyectada sobre lo que me pasa o lo que sucede.

3. Asumir el pasado

Ser consciente de mis vivencias personales y familiares, y si hay algo que me ha dañado en el pasado, integrarlo, aceptarlo y pasar página,  teniendo en cuenta, que todo lo que me ha pasado me ha llevado a ser quien soy.

4. Vivir satisfactoriamente el presente

El pasado no podemos modificarlo y el futuro no podemos controlarlo, por tanto vivir con el pensamiento en los sucesos del pasado que no he podido integrar o preocupándome por el futuro que todavía no ha llegado, nos impide vivir el presente. Si asumimos nuestro pasado  podremos vivir en el aquí y en el ahora, que es la única realidad que podemos controlar.

5. Proyectar el futuro sin temores

Si proyectamos nuestro futuro, a partir de nuestras experiencias negativas del pasado, sin ser conscientes de ello tendremos una actitud temerosa, negativa y pesimista del futuro, que nos llevará a defendernos y a emplear experiencias del pasado.

En cambio, si planificamos el futuro, a partir de un presente en el que se lleve a cabo una capacitación, que permita valorar las experiencias del pasado, para comprobar los errores empleados y las posibilidades creativas para mejorarlos en adelante, concebiremos el futuro como una posibilidad real de construir nuevas experiencias.

A modo de conclusión, Berne defendía que todos podemos cambiar en pos de la autonomía y tenemos los recursos necesarios para hacerlo, de manera que podamos tomar nuevas decisiones más autopotenciadoras.

 

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