El mindfullness no es algo extraño o exótico, simplemente es la conciencia del momento presente con bondad. Es saber lo que estás haciendo cuando lo estás haciendo.
Jon Kabat-Zinn (2003), considerado por muchos como el introductor del mindfulness en el ámbito clínico en occidente, define el mindfullness como «el estado de conciencia que emerge a través de prestar atención en el momento presente, de forma intencional, y sin juzgar, a la experiencia que se despliega momento a momento»
Desde el punto de vista de la psicología occidental las técnicas de mindfulness se utilizan con fines terapéuticos por su capacidad para producir un aumento de la atención y una mejora en las habilidades para responder a los procesos mentales que contribuyen al malestar emocional y los comportamientos desadaptativos. Estos beneficios son los que han motivado su inclusión, a lo largo de las últimas tres décadas, en las intervenciones clínicas.
El mindfulness trata sobre la observación sin crítica, de ser compasivo con uno mismo. A través de la práctica podemos llegar a la comprensión profunda de que los pensamientos y los sentimientos son pasajeros. Vienen y van, y en última instancia tú puedes elegir si actúas sobre ellos o no.
En esencia, el mindfulness, a través de la observación, te permite atrapar los patrones de pensamiento negativo antes de que te empujen hacia una espiral descendente. Es el comienzo del proceso que te devuelve el control, ya que has aprendido que «tú no eres tus pensamientos», ya que simplemente vienen y van.
A medida que profundizamos en nuestra práctica del mindfulness, empezamos a conocer de primera mano cómo nuestras mentes crean sufrimiento. Advertimos, por ejemplo, que cualquier experiencia o contenido mental frente al que tratamos de resistir, tiende a persistir.
Con el tiempo el mindfulness aporta cambios a largo plazo en el estado de ánimo y en los niveles de felicidad y bienestar, ya que influye positivamente en los patrones cerebrales que subyacen a la ansiedad, el estrés, la depresión y la irritabilidad.
Y estos cambios aparecen con la práctica, ya que logras comprender algo muy valioso: que no puedes detener lo que desencadena los recuerdos infelices, los pensamientos de autocrítica y los juicios, pero sí puedes parar lo que ocurre después.
Puedes evitar que la espiral se alimente a sí misma y desencadene el siguiente ciclo de pensamientos negativos. Tienes la capacidad de detener la cascada de emociones destructivas que pueden desembocar en estados de infelicidad, ansiedad, estrés e irritabilidad.
Beneficios de la meditación mindfulness
Numerosos estudios psicológicos han demostrado que la meditación mindfulness influye de manera positiva en nuestra salud y en nuestro bienestar. Estos son algunos de los beneficios de su práctica:
La ansiedad, la depresión y la irritabilidad se reducen con la práctica regular de la meditación. Además mejora la memoria, los tiempos de reacción se agilizan y la energía mental y física aumenta.
Diferentes estudios han demostrado que la meditación reduce los indicadores clave de estrés crónico, incluyendo la hipertensión.
La meditación también puede ser eficaz en la reducción del impacto del dolor crónico, y puede ayudar a reducir la dependencia de las drogas y el alcohol.
Los últimos estudios demuestran que la meditación refuerza el sistema inmunológico.
Hodann-Caudevilla, R. y Serrano-Pintado, I. (2016). Revisión sistemática de la eficacia de los tratamientos basados en mindfulness para los trastornos de ansiedad.Ansiedad y Estrés, 22, 39-45.
Mark Williams y Danny Penman Mindfullness. Guía práctica para encontrar la paz en un mundo frenético.
Sentarse juntos. Habilidades esenciales para una psicoterapia basada en el mindfulness (Biblioteca de Psicología)» de Ronald D. Thomas/Siegel Susan M./Pedulla Pollak