La etapa infanto juvenil es un periodo primordial en la construcción de la personalidad ya que es cuando se forjan los cimientos a través de los cuales se sostendrá en su edad adulta. Es una etapa en la que el niño o adolescente, aún no dispone de los recursos necesarios para afrontar según qué tipo de vivencias. En ocasiones es fundamental poder ofrecerle un espacio seguro y de ayuda terapéutica para recuperar el bienestar.
Un niño no suele expresar el malestar de manera clara, a menudo, lo manifiesta a través de su conducta (rabietas, bajo rendimiento académico, insomnio, conflicto con sus iguales, etc.). Por tanto, si observamos este tipo de comportamiento u otros no adaptativos y que interfieren en su bienestar, es aconsejable intervenir para reconducir la situación.